doscientos besos
Doscientas naranjas en una planta
exprimen la savia del buen invierno,
como almas malditas del cruel averno
que se roban rezos de niñas santas.
Doscientas risas que infelices cantan
tu boca, tu cuerda, tu labio tierno,
la voz que fuera de mi pena el duerno
de piel y fuiste mantel, luz y manta.
Volverá tu cuerpo doscientas veces
en fugaz transparencia como tantas
apariencias de amor que se diluyen.
Y en azahares retornarán los meses,
en almas benditas las niñas santas
y en fantasmas blancos, tus besos que huyen.
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